¡Hola a todos!
Tengo
mucho que no escribo, y el día de hoy con el afán de mantenerme despierto en el
trabajo, he decidido hacerlo. Hace unas semanas en mi página de Facebook,
escribí que estaba decepcionado de algunos seminarios y de algunas
congregaciones católicas. Pues bien, les diré por qué.
Primeramente,
siento que en los seminarios por los últimos tiempos, se han dedicado a formar
seminaristas que encajan en el sistema, en lugar de formar seminaristas que se
preocupen por llevar el evangelio a los pobres y necesitados. Hoy en día hay
sacerdotes que hasta parece que se preocupan más por su apariencia que por
mostrar el rostro misericordioso de Dios a los más necesitados.
Algo
que me ha hecho decepcionarme de los seminarios, primeramente es el costo. Ese
costo que no demuestra a una iglesia pobre para los pobres. Segundo, es el
hecho de lo mal que tratan a seminaristas enfermos. Coincido en que un
seminarista sano pudiera llegar a ser un sacerdote sano, y por lo tanto rendir
más y dar más frutos pero no deberíamos negarle una oportunidad a las personas
tan solo porque no están del todo sanas. Creo que todos valemos por igual no
importa la raza, lenguaje, nación, nivel económico, salud, o etc. Miren, les
diré por qué digo esto. Tengo una miga que anhela ser religiosa pero por tener
que tomar medicamentos un poco costosos, ha sido rechazada por 7
congregaciones. Para mí el medicamento no debería ser excusa para rechazar a
alguien. Sé que muchas congregaciones viven de donaciones pero también sé que
hay otras que no tienen tantos problemas económicos. Para mí, el rechazar a una
persona enferma (pero que no está moribunda) es ir en contra del mandamiento
que promueve el don de la vida. Para mí, es rechazar la dignidad y valor de un
ser humano que aún tiene mucho que ofrecer.
Gracias
a Dios mi amiga después de haber sido rechazada por 7 congregaciones y haber
mandado cartas como a otras 7 congregaciones más, al fin parece que una congregación
no ha encontrado impedimento para ayudarla a discernir una vocación religiosa o
incluso, hasta de aceptarla con ellas. Ahora, otra cosa que me ha decepcionado
mucho de algunos seminarios, es la falta de caridad con la que tratan a
seminaristas inmigrantes o seminaristas con diferentes culturas o características.
(Esto en seminarios de Estados Unidos claro.)
Esto
no lo digo por mí, aunque se puede decir que si lo llegue a presenciar y a
experimentar.
Pero
bueno, esto más que nada lo digo por otro amigo mío. Él era un Seminarista
mexicano estudiando en el estado de Missouri. Mi amigo fue religioso (de congregación)
por muchos años y llego a sentir que Dios lo llamaba para dar más de él. Por lo
cual salió de su congregación para entrar al seminario.
De México lo mandaron a Estados
Unidos y el en realidad, por sus estudios como religioso, ya se encontraba casi
listo para ser ordenado sacerdote. Solo había un impedimento. El ser sacerdote
en Estados Unidos requería que el supiese bien el inglés. Su diócesis por lo
tanto, lo mando a tomar clases de inglés. El por supuesto en unos semestres aprendió
este lenguaje. Hasta llego a pasar el TOEFL (el examen de inglés requerido para
estudiantes internacionales que ingresan a universidades estadounidenses.) Mas
sin embargo, para el obispo de mi amigo, esto no fue suficiente para ordenarlo,
y le requerían que aprendiese ingles a la perfección.
Mi
amigo, les aseguro habla un muy buen inglés. Tal vez con un acento pero nada que impida la comunicación.
Bueno, al fin a mi amigo solo le dieron largas sobre su ordenación, y en plena
Semana Santa decidieron decirle que ya no continuaba más en el seminario.
Cuando
me conto, fue un dolor y una tristeza muy grande para mí porque estoy seguro
que le negaron la oportunidad de ser un excelente sacerdote.
Ahora
mi amigo ha regresado a Chiapas, su tierra, y ruego a Dios que encuentre una diócesis
en México que lo acepte para que pronto sea ordenado y que la iglesia pueda
contar con un sacerdote comprometido con la gente necesitada.
¡Dios
los bendiga! - Andres
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